Desde la Asociación Argentina de Salud Pública (AASAP), como entidad comprometida con la salud de nuestra población, hacemos un llamado a priorizar políticas que construyan, que mejoren lo que falta por mejorar, que siembren lo que aún no se ha cultivado y que, al evaluar eliminar o sustituir políticas, lo hagan basándose en evidencia científica que sustente la ineficiencia de la política a ser eliminada.
Las decisiones políticas impactan directamente en los niveles de salud de una sociedad, y esto no es una cuestión de opinión, sino de datos concretos. La política que construye es aquella que promueve formas de vida que protegen, que ofrecen herramientas para vivir mejor, para cuidar el ambiente y para resguardar a las personas de amenazas y riesgos. Estos no son simples discursos; son evidencias científicas que reflejan si las políticas se orientan hacia el bienestar colectivo con resultados tangibles.
El Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia (Enia) es un ejemplo claro de lo que significa hacer política para la gente. Este plan, respaldado por una sólida base de evidencia, muestra cómo las políticas públicas deben orientarse hacia la prevención y la inversión en el futuro de nuestra sociedad. Dos gobiernos de signo político opuesto comprendieron que no se trata de un gasto, sino de una inversión necesaria e inteligente en nuestras juventudes, en la calidad de vida de las futuras generaciones y en la salud pública en su conjunto.
En mayo de este año, en el marco del Foro de Sociedades Científicas, Organizaciones de la Sociedad Civil y Universidades, 179 instituciones entregaron al Ministro de Salud una declaración donde instaban a que la prevención del embarazo en la adolescencia sea una tarea prioritaria en la agenda política de nuestro país. Subrayando la urgencia de implementar políticas públicas basadas en evidencia, que ya han demostrado su efectividad, como es el caso del Plan Enia.
Ignorar estos datos, falsear la realidad o relegar la prevención del embarazo adolescente al plano de lo prescindible es un error que no podemos permitirnos. No es construir para la gente, sino para aquellos que pretenden aprovechar la frustración y el enojo de la ciudadanía, canalizando esas emociones en acciones que retroceden.
La diversidad de parlamentarios que apoyan el Plan Enia y el consenso de numerosas y variadas instituciones demuestran que aún hay espacio para hacer políticas que defiendan a la población, que construyan en lugar de destruir y que apuesten al bienestar común en lugar de exacerbar las divisiones.
Es momento de reivindicar la política como una herramienta de construcción, cuidado y mejora continua. Desde la AASAP, seguiremos trabajando para que así sea, promoviendo políticas que, como el Plan Enia, defiendan y fortalezcan el derecho a la salud y al bienestar de todas las personas, especialmente de nuestras juventudes. Convocamos a la ciudadanía a que se sume a defender las políticas que cuidan la vida.