Esta semana comienza en Ginebra, Suiza, la Asamblea Mundial de la Salud que convoca la OMS. Todos los años delegaciones de más de 190 países y representantes de organizaciones humanitarias, religiosas, financieras del mundo participan en los debates generales y en las sesiones técnicas que se desarrollan en paralelo. 

Este año, el escenario no será similar al de Asambleas precedentes. Por un lado, la posible ausencia o presencia reducida de la delegación de EEUU que, si bien anticipó su retiro de la OMS a partir de enero de 2026 ya limitó su aporte financiero.

En segundo lugar, China ya anunció que su delegación será este año más nutrida que la de ocasiones precedentes; 180 autoridades, especialistas y académicos de muy diversas instituciones chinas estarán presentes en cada uno de los eventos de la Asamblea. 

En las vísperas de la firma de una nueva Convención Mundial sobre Pandemias, instrumento crucial frente a amenazas y riesgos inminentes, se requieren acciones concertadas de todos los países del planeta. 

Consideramos que no debe pasar inadvertido que el debilitamiento de las principales instancias y ámbitos de cooperación y de alerta temprana que tardaron décadas en construirse constituye una amenaza a la salud mundial. 

Desde la AASAP hacemos un llamado a los gobiernos, a las instituciones científicas y académicas, y a la sociedad civil a defender activamente los espacios de cooperación internacional en salud. El debilitamiento de las principales instancias y ámbitos de cooperación y de alerta temprana —que tardaron décadas en construirse— constituye una amenaza concreta a la salud mundial. Es tiempo de actuar con responsabilidad global, de fortalecer los lazos multilaterales y de reafirmar que la salud es un bien público internacional que no puede quedar supeditado a lógicas de poder o intereses financieros.