Los y las enfermeras y enfermeros somos parte del eje que permite funcionar a los sistemas sanitarios porque desempeñamos un papel esencial en todos los niveles de atención. Principalmente a través de la promoción de la salud y prevención de enfermedades, y también en el tratamiento y cuidado de las personas enfermas y en rehabilitación. Representamos más del 60% de la fuerza de trabajo en salud y cubrimos el 80% de las necesidades de atención (Declaración de la OMS).
Esto lo logramos por la conquista de espacios en el campo profesional y por el empoderamiento, mediante la formación y capacitación continua. En la Argentina, desde hace muchos años se está haciendo camino, hemos incrementado nuestras capacidades profesionales y por eso y nos convocan cada vez más a participar en espacios de toma de decisión.
Desde principios del siglo pasado, la formación del personal de enfermería se apoya en tres ejes, que aún hoy seguimos defendiendo: medicina asistencial, medicina sanitaria y medicina social. Por eso seguimos sosteniendo que hay que curar al enfermo, prevenir las enfermedades, controlar el ambiente y abordar los determinantes/condicionantes de la salud.
En los últimos tiempos, un hecho epidemiológico inesperado ha puesto a prueba nuestras capacidades, nos enfrentamos a una pandemia de singulares características y con entereza y con coraje pusimos nuestro conocimiento y nuestra experticia a disposición de quienes requerían de nuestro cuidado, a todo lo largo y ancho de nuestro territorio. La enfermería argentina no dudó en expandir sus servicios donde más nos necesitaban, para brindar cuidados en todos los niveles. La pandemia COVID-19 nos enfrentó a un virus desconocido que nos atacó física y emocionalmente, trabajando contra reloj los 365 días del año, las 24 horas, con el objetivo que nuestra comunidad reciba los cuidados que necesita.
Nos convertimos en enfermeros y enfermeras de nuestros propios y propias compañeras y compañeros, de nuestra familia, de la comunidad toda, y en ocasiones nos tocó ganar y en otras perder. Nos tocó ser el último rostro que quizás una persona visibilizó, y nos forzó a aprender una nueva manera de comunicarnos utilizando las miradas ya que todo el resto de nuestro cuerpo permanecía oculto tras nuestros equipos de protección personal. Estas son competencias nuevas que jamás habíamos pensado, para transformar una realidad nunca vivida en nuestro tiempo y contexto.
Hasta que llegó la esperanza, que nos movilizó con la vacuna. Y nuevamente enfermería salió al territorio, para desplegar una vez más nuestra capacidad para llevar adelante logística, planificación y evaluación de resultados, en a una campaña de vacunación histórica. A pesar de todo lo negativo de esta pandemia, agradecemos que nos tocó vivirla en un momento que nos permitió contar con una estructura sanitaria nacional construida históricamente, en la que nos sentimos acompañadas/os.
En esta pandemia fortalecimos y logramos el reconocimiento social y nos visualizamos como sistema de salud con la recuperación del Ministerio de Salud de la Nación y nos empoderamos con una Dirección de Enfermería.
Debemos seguir transformándonos, y ello implica un cambio de paradigma que responda a nuestro tiempo. Para lograrlo debemos tomar acciones de educación teóricas/prácticas que no olviden las temáticas de género, diversidad, la interculturalidad e innovación en este campo.
Nos proponemos seguir trabajando para reforzar las estrategias que den respuesta a las necesidades de nuestra población y a las emergencias sanitarias que pudieran surgir. Queremos seguir trabajando para garantizar la disponibilidad, la distribución y las competencias necesarias de nuestro capital humano, para la salud en los distintos niveles de atención. Para seguir ocupando espacios de participación en la toma de decisiones en los equipos interdisciplinarios e intersectoriales. Seguir trabajando para la participación en políticas de salud en investigaciones. Seguir trabajando, en definitiva, para el desarrollo integral de la profesión y los cuidados, cerca de los argentinos y argentinas que habitan esta bendita tierra.
Por todo lo logrado y lo que aún falta conseguir, en cada momento que la democracia nos lo permita, debemos reflejar la necesidad de seguir creciendo como colectivo enfermería, de movilizarnos y levantarnos como equipo de salud para que nuestras voces sean escuchadas.
Mgter. Patricia Roussel. HEC/UNAJ